Muchas gracias por escribir esto. Yo compartí muchos años la recámara con mi hermana. Ella era mayor que yo y era quien jugaba conmigo a las muñecas de papel, quien escuchaba mis palabras y yo viví sus sueños angustiantes y gritos después de un trauma personal terrible. Efectivamente no era mi cuarto o su cuarto.
Las peleas de mis padres eran a puerta cerrada donde las dos hijas y el hijo escuchábamos todo de todas maneras. Mi padre fue un hombre ausente aún estando en casa y siguió siendo ausente toda si vida, creyendo que estaba presente.
Dejar esa casa de tantos años, hasta mi edad adulta, por un lado me causó inseguridad pues era lo único que conocía pero al final logré, como tú, tener un lugar propio, con mi esposo, juntos hace más de 20 años, que puedo llamar hogar y donde encuentro amor y serenidad.
Lo que vivimos en la infancia nos marca de por vida, pero eso no quiere decir que ya de adultas no podamos darle a esas partes de nosotras frágiles e ingenuas el refugio que entonces necesitaban. Muchas gracias por confiarme este trocito de tu pasado. Te mando un abrazo enorme 🤍
Creo que es mi lectura favorita desde que me cree un substack. Me toca personalmente desde un lado opuesto. Para mi mudarme de mi pequeña ciudad y de la casa de mi infancia fue un proceso muy doloroso y hasta el día de hoy siento que los mejores años de mi vida los hice en esa casa, en esas paredes de mi cuarto que iban cambiando de estilo según mi edad, en las manchas de pintura en el piso. Después de esa casa vinieron etapas de ansiedad profunda, de experimentar la adultez y de lidiar con una ciudad grande y bastante hostil opuesta a la mía. Te abrazo virtualmente y que bonito saber que estas armando un hogar cálido y acogedor.
¡Muchísimas gracias por leerme y por tomarte un ratito para dejar una palabras con tanto sentimiento! Es bonito ver cómo historias que pueden parecer opuestas, siguen guardando sus paralelismos y puntos de conexión. La empatía es algo precioso 🤍 Espero que esa ciudad con el tiempo se convierta en un hogar, y si no, pues que logres encontrarlo o recuperarlo en otro lado.
Alessandra! Gracias por compartir esto, de verdad! Entendí perfecto tu sentimiento de hermana mayor que se atribuye responsabilidades que no le correspondían, sentir que maduraste muy chica y el no tener un espacio propio en tu casa. A los 17 me fui de mi país para estudiar la universidad en Argentina y ya pasaron 8 años. Viví en más de 10 lugares diferentes, dos de ellos con pareja. Me hubiera encantado formar un hogar con cualquiera de esas dos personas pero lastimosamente debía sanar muchas cosas para que esas relaciones funcionaran, solo que aun no estaba preparada para entenderlo. Aún sigo sin sentirme en mi hogar. Y aunque ya terminé mi carrera y tengo un trabajo estable, una linda rutina, pienso en las heridas que me dejó mi infancia, me cuido y me valoro más qué nunca. Este último año desperté y empecé a sanar, es muy poderoso entender la raíz del dolor interno o el origen de los vacíos en tu corazón. Te comento esto con alegría, porque me conozco más que nunca y se siente bien decirlo, pero tuve que errar y perder a muchas personas para llegar a este punto. Y aunque es doloroso, siento que estoy empezando una nueva vida, apoderandome de mi adultez con responsabilidad emocional aunque con acciones tuve que afrontarla desde muy chica, es diferente. Gracias! Te mando un abrazo.
Muchísimas gracias por leerme y por compartirte de forma tan sincera, lo valoro mucho.
Siento que tuvieras que vivir esas cosas, es difícil sentir que no se tiene un lugar. Pero también es precioso cuando, con el tiempo, una lo empieza a construir. Cuando logramos hacer las paces con el pasado y llegar a ese punto en que, en lugar de sufrir por las heridas, ya nos podemos besar las cicatrices.
Muchas gracias por escribir esto. Yo compartí muchos años la recámara con mi hermana. Ella era mayor que yo y era quien jugaba conmigo a las muñecas de papel, quien escuchaba mis palabras y yo viví sus sueños angustiantes y gritos después de un trauma personal terrible. Efectivamente no era mi cuarto o su cuarto.
Las peleas de mis padres eran a puerta cerrada donde las dos hijas y el hijo escuchábamos todo de todas maneras. Mi padre fue un hombre ausente aún estando en casa y siguió siendo ausente toda si vida, creyendo que estaba presente.
Dejar esa casa de tantos años, hasta mi edad adulta, por un lado me causó inseguridad pues era lo único que conocía pero al final logré, como tú, tener un lugar propio, con mi esposo, juntos hace más de 20 años, que puedo llamar hogar y donde encuentro amor y serenidad.
Gracias 💜
Lo que vivimos en la infancia nos marca de por vida, pero eso no quiere decir que ya de adultas no podamos darle a esas partes de nosotras frágiles e ingenuas el refugio que entonces necesitaban. Muchas gracias por confiarme este trocito de tu pasado. Te mando un abrazo enorme 🤍
Creo que es mi lectura favorita desde que me cree un substack. Me toca personalmente desde un lado opuesto. Para mi mudarme de mi pequeña ciudad y de la casa de mi infancia fue un proceso muy doloroso y hasta el día de hoy siento que los mejores años de mi vida los hice en esa casa, en esas paredes de mi cuarto que iban cambiando de estilo según mi edad, en las manchas de pintura en el piso. Después de esa casa vinieron etapas de ansiedad profunda, de experimentar la adultez y de lidiar con una ciudad grande y bastante hostil opuesta a la mía. Te abrazo virtualmente y que bonito saber que estas armando un hogar cálido y acogedor.
¡Muchísimas gracias por leerme y por tomarte un ratito para dejar una palabras con tanto sentimiento! Es bonito ver cómo historias que pueden parecer opuestas, siguen guardando sus paralelismos y puntos de conexión. La empatía es algo precioso 🤍 Espero que esa ciudad con el tiempo se convierta en un hogar, y si no, pues que logres encontrarlo o recuperarlo en otro lado.
Alessandra! Gracias por compartir esto, de verdad! Entendí perfecto tu sentimiento de hermana mayor que se atribuye responsabilidades que no le correspondían, sentir que maduraste muy chica y el no tener un espacio propio en tu casa. A los 17 me fui de mi país para estudiar la universidad en Argentina y ya pasaron 8 años. Viví en más de 10 lugares diferentes, dos de ellos con pareja. Me hubiera encantado formar un hogar con cualquiera de esas dos personas pero lastimosamente debía sanar muchas cosas para que esas relaciones funcionaran, solo que aun no estaba preparada para entenderlo. Aún sigo sin sentirme en mi hogar. Y aunque ya terminé mi carrera y tengo un trabajo estable, una linda rutina, pienso en las heridas que me dejó mi infancia, me cuido y me valoro más qué nunca. Este último año desperté y empecé a sanar, es muy poderoso entender la raíz del dolor interno o el origen de los vacíos en tu corazón. Te comento esto con alegría, porque me conozco más que nunca y se siente bien decirlo, pero tuve que errar y perder a muchas personas para llegar a este punto. Y aunque es doloroso, siento que estoy empezando una nueva vida, apoderandome de mi adultez con responsabilidad emocional aunque con acciones tuve que afrontarla desde muy chica, es diferente. Gracias! Te mando un abrazo.
Muchísimas gracias por leerme y por compartirte de forma tan sincera, lo valoro mucho.
Siento que tuvieras que vivir esas cosas, es difícil sentir que no se tiene un lugar. Pero también es precioso cuando, con el tiempo, una lo empieza a construir. Cuando logramos hacer las paces con el pasado y llegar a ese punto en que, en lugar de sufrir por las heridas, ya nos podemos besar las cicatrices.
Un abrazo enorme para ti también 🤍
Cómo no entenderte si me tomé dos aviones y crucé océanos para poder tener al fin una casa que se sintiera propia. Qué lindo leerte🫶
A veces no nos queda otra que construir un hogar desde cero ♡
Me encanta leerte✨🤗💗
Muchas gracias ♡ Seguiré haciéndolo mientras pueda jajaja