Ya no existen los emos 💀, esa “tribu urbana” que proliferó en 2007 y comenzó su declive en 2010. Corta vida. Aunque no tanto como las modas de TikTok.
Recuerdo que cuando tenía quince años me esforzaba por imitar ese estilo basado en flequillos planchados y medias a rayas. La estética podría resumirse en: pantalones pitillo, fotos desde muy arriba 📸, lenguita fuera y cuchilla colgada al cuello. Ahora es carnaza de meme, pero entonces nos lo tomábamos (me lo tomaba) muy en serio. Ser emo sería el equivalente a ser hoy una egirl 🦄. Solo por ponerme unos mitones 🤘🏻 ya me sentía guay, profunda, rebelde, incomprendida, única, perteneciente a algo más grande que yo. Tía, mi primer nick de Tuenti fue “Alex Dark Emotions” 🤦🏻♀️
Una se tiene que reír de sí misma para no morir de cringe.
Después de los emos vinieron los hipsters 👨🏻🦰 y los bigotes se volvieron el pináculo de la ironía (aunque nadie la pillara). Veías a un tío con camisa de leñador, gafotas de pasta 👓 y una bennie de marinero y ya era el amor de tu vida. Supongo que ahí se asentó mi predilección por las barbas. ¿El cine? Extranjero. ¿La música? Indie. ¿El café? Mejor té. Ser pedantes y cínicos era una seña de calidad 🥇, y yo la absorbí por cada poro de mi ser, me vestí con ella y la lucí con orgullo demasiado tiempo. ¡La moda de ir contra las modas! (menos la tuya).
Una se tiene que arrepentir de sí misma para no morir de orgullo.
Por último se popularizaron los frikis 👾. Yo siempre he sido friki, pero friki, friki, frikaza. Mientras mis compañeras de clase veían Operación Triunfo, yo me colaba en el despacho de mi padre, encendía su ordenador y me creaba una cuenta en Yahoo! Respuestas solo para preguntar si alguien sabía cuándo estrenarían la segunda temporada de Lost (dato verídico). Era una nerd 🤓 de esas a las que señalaban las tías y cuestionaban los tíos. Porque antaño, ser friki era cosa de tíos, como quedó retratado con los cuatro machistas de The Big Bang Theory. Las tías no podíamos jugar a videojuegos 🎮, ver The IT Crowd 🔌, ni leer cómics 🦸🏻♀️, se asumía que decíamos que nos gustaban solo para ligar 🙃, nuestro último objetivo en la vida, claro que sí.
La primera convención frikilla que se organizó en mi ciudad fue en 2008. La pubescente Ale emo se presentó con medias de rejilla y botas militares aunque fuera julio 🏖️ y se dio cuenta de que daba igual su etiqueta porque la que más pesaba era la de “mujer”. Poser. Gamer gurl. Attention whore. Yo solo quería conocer gente con mis mismos gustos, pero lo que me llevé fue un disgusto. Tum tum pss 🥁
Ahora ya no hay frikis porque ser friki es lo normal. Y me alegro, más gente con la que fliparme compartiendo teorías sobre líneas temporales y universos paralelos 🚀. Hay tipos de la vieja guardia a los que les parece mal, porque construyeron su identidad en torno a sus gustos y se sentían “estrellita” ⭐ por ello. Algo aceptable en una persona de quince años que aún no sabe quién es, no en un señor de 35 que ya va tardando en madurar 👺. Aunque ser adulto me ha enseñado que hay quienes nunca lo hacen.
La verdadera identidad tiene su raíz en nuestra personalidad, en nuestros actos. La mía la define ser una persona que lucha por lo que cree 💣, que disfruta del trabajo bien hecho 📐, que suele dar buenos consejos 🫂, que se esfuerza por ser una lover 🌈 tras tantos años siendo una hater 🌩️. Si me gustan el terror psicológico o los romances de época, juego a videojuegos narrativos o de puzles, o escucho My Chemical Romance o Taylor Swift, son meros accesorios que dicen poco sobre mí (o sobre cualquiera). Le damos demasiado peso a nuestros gustos.

Hablando de Taylor Swift ✨: durante mucho tiempo me dio vergüenza reconocer que era mi cantante favorita (perdóname Tay 🙇🏻♀️, todo es culpa del machismo). Creía que iba en contra de mi identidad, que era incompatible saberme de memoria la letra de Welcome to the Black Parade 🪦, cuando la siguiente canción en mi mp3 era Love Story 💕. Así que ni la metía en el reproductor, por si acaso “me descubrían” y me echaban de un exclusivo club que solo existía en mi cabeza 🤡. No fueran a retirarme el carnet de tía guay.
Ahora ya tengo la suficiente confianza en mí misma como para que me sude todito el coño 🌷 que alguien me juzgue por tragarme de una sentada los Bridgerton, porque si lo hace es que tiene la misma madurez mental que yo tenía con quince años 💀
El carnet de tía guay 🎫 ¡Qué concepto más RANCIO! 🤢, ¿no te parece?
La “tía guay” es en esencia una fantasía sexual masculina 🍆. Para ser una tía guay es imperativo que te gusten cosas masculinizadas, “de tíos” (como Star Wars, el billar o Nietzsche). Las tías guays no “montan dramas” (vamos, reprimen sus sentimientos igual que el hombre hetero hegemónico) y además son delgadas sin ningún esfuerzo ✨. En otras palabras, las tías guays reúnen todos los clichés del hombre blanco heterosexual metidos con calzador dentro de un cuerpo femenino que jamás engorda por muchas cervezas 🍺 y hamburguesas 🍔 y patatas fritas 🍟 que ingiera (lo del autocuidado no es de tía guay).
Por otro lado, si te gustan cosas demasiado feminizadas, como las camisetas con estampados de Minnie Mouse, las boybands o la literatura romántica, entonces eres una básica (o en slang Gen Z, “una vsco girl”) 🦋 hashtag tatuaje de mariposa. Imaginemos que la palabra se propaga en un lejano eco. Básica, básica, básica, básica…
No existen hombres básicos 🧍🏻♂️, solo mujeres 🧍🏻♀️. Porque el concepto de “cultura basura” 🗑️ es puramente machista.
Los Vengadores están al mismo nivel intelectual que Crepúsculo 🦇. AC/DC es en esencia One Direction: una panda de tíos subidos a un escenario que facturan millones, pero claro, ¿cuál es el fan promedio de cada grupo? Tener una gran base de consumidorAs degrada la percepción de la calidad de tu contenido 💩. Tener una gran base de consumidores masculinos se considera ganarse al público “general” 👏🏻, aunque también sea solo la otra mitad.

Me parece llamativo el caso de Juego de Tronos ⚔️, donde el personaje femenino más alabado fue Arya Stark (personaje masculinizado), mientras que el más odiado fue Sansa Stark (personaje ultra-feminizado). La serie pasó de ser una adaptación de nicho para cuatro entusiastas, a la más mainstream de la historia.
Tanto con lo que percibimos como femenino, como con lo que es popular, se hace el mismo juicio: asumir que por ello es superficial 💅🏻
Que algo sea mainstream conlleva que algunas personas le resten calidad, porque dan por hecho que se consume solo porque lo consume la mayoría, sin ejercer criterio propio. Puede ser. Pero también puede ser que simplemente sea bueno y que justo por eso se popularizara, ¿no? 👀
A lo mejor ni las primeras temporadas de Juego de Tronos eran tan increíbles 🤯, solo de culto; ni las últimas fueron tan mierda 🤬, sino que ya se consideraban de normies. Igual el episodio IV de Star Wars es peor de lo que recordamos y el IX mejor de lo que cuentan.
“Perdió su esencia, antes molaba” 👺, la frase que se usa en lugar de decir: “ya no me hace sentir que soy parte de un club superior, así que fingiré que ahora lo odio”. Aplicable a cosas, personas, ideas.
El grupo de techno-metal-folk escocés que solo escucháis tú y la madre del vocalista quizás sea la leche y el mundo esté equivocado por no darle el reconocimiento que merece 🤔. Pero no quita que Billie Eilish, Lana del Rey, Lady Gaga y la mayoría de divas del pop, tengan más talento bajo sus uñas de gel que casi todos los grupos a los que solo conocen sus madres juntos 💃🏻. ¿Es posible que el que a ti te gusta en concreto sea el mejor grupo del planeta y solo haya tenido mala suerte? Sí, es posible, es posible (en esta newsletter sabemos que el Capitalismo 💸 es una basura y que el privilegio 🏆 existe). Sin embargo, respaldarse tras un supuesto elitismo cultural para rebajar a otros es de pedantes y yo ya me cansé de ser una.
Los Minions 🍋, los cuales aborrecí hasta la médula por el revuelo que causaron hace unos años, entre tazas de minions, libretas de minions, peluches de minions, papel higiénico de minions… quizás no merecían tanto odio por mi parte. Eran un producto facilón que hizo felices a muchas personas (y ricas a otras pocas), ¿Y QUÉ? 🙂 ¿Por qué frustrarme por un personaje secundario de una película de animación infantil? No voy a ser más lista 🧠 por detestar algo que gusta a la mayoría. No voy a ser más molona 😎 por criticar algo de “básica”.
Y quien dice Minions dice Funkos, agendas de Mr. Wonderful, Los 40 Principales 📻 y cualquier otra cosa considerada (sin ninguna base más allá de la misoginia y el elitismo) un indicativo de tener “pocas inquietudes intelectuales” 🚩
Lo irónico es que da igual. Da absolutamente igual que algo sea bueno o malo, popular o de nicho, que se consuma con o sin criterio. Porque nada es incompatible 🙆🏻♀️, no hay casillas que marcar, ni clubs a los que pertenecer, ni carnets 🎫 que te puedan quitar.
A todas a veces nos apetece más ir al McDonald’s 🍟 que a un restaurante fino 🦪, o leer un bestseller cutre en lugar del Ulises, o ver un reality antes que un documental sobre las migraciones de los albatros. Y aun así, nada de eso define quiénes somos como personas.
De hecho, dice más de ti que critiques a la tías que visten camisetas ñoñas de Minnie Mouse 🎀, que lo que esas camisetas cuentan sobre ellas.
Con palomitas 🍿
Hoy voy a recomendar una serie solo apta para frikazas (o futuras frikazas que aún no saben que lo son 😏). Se llama The Umbrella Academy ☂️ y es la adaptación de Netflix de los cómics homónimos escritos por Gerard Way, el cantante de My Chemical Romance.
No es para todo el mundo porque cuenta con un toque pulp 🐙 muy marcado, ideas loquísimas y personajes de lo más excéntricos. Me recuerda a otras series como Doctor Who y Future Man, también recomendadas si te va la ciencia ficción aventuresca de cuestionable calidad.
Con admiración ✨
Tenía que compartir esto contigo sí o sí. Unos amigos míos llevan años trabajando en Rebel Princess 👑, un juego de mesa chulísimo que es un orgullo ver hecho realidad (¡felicidadeeees! 🎉). Así que te animo a pillarlo, porque de verdad que menuda fantasía 🌈
Con auriculares 🎧
A veces me da morriña y me pongo esta playlist creada en especial para la Alex Dark Emotions 💀 que aún vive en mí, quizás a ti también te guste.
Recuerda disfrutar de aquello que te haga feliz a ti, sin rendirle cuentas a nadie 💅🏻, a la vez que respetas lo que le gusta a otras personas, sin exigirles que te rindan cuentas.
Hala, cuídate mucho.
Alessandra 🥀
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