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Estoy cabreada. No sé por qué, pero últimamente me siento así. Y parte de lo que me cabrea es que allá donde mire parece que no se me permite estarlo.
El status quo de lo aceptable y atractivo ha consensuado que las mujeres cuerdas están contentas, en sintonía consigo mismas, en paz física y mental. Foto de un café junto a un libro de poemas. “Déjate fluir, déjate ser”.
Pues mira, tía, yo solo quiero gritar.
Nos han metido tan adentro que las mujeres debemos lavar la imagen que le mostramos al mundo, que nos han generado un terror colectivo hacia la suciedad. Sobre todo la emocional. La vemos tóxica. Cuando un poco de tierra en realidad no le hace mal al sistema inmunológico. Es más, lo fortalece.
Yo soy de la opinión de que no existen emociones negativas, todas cumplen una función y es sano sentirlas. Lo que diferencia que sean dañinas o beneficiosas es la manera de procesarlas y expresarlas.
La ira siempre se ha retratado como una emoción masculina. Tras tanto aguantar a hombres violentos, hemos relacionado expresar nuestro enfado con ser “inferiores”, como si fuese un comportamiento de garrulos y cavernícolas. Tenemos que estar por encima, ¿no? Ser como la abuela de Princesa por Sorpresa: elegantes e impasibles.
Sin embargo, no es lo mismo la ira que la violencia y creo que ahí es donde está la pieza que nos faltaba para permitirnos sentir plenamente.
La ira también es el motor del inconformismo que impide que el mundo se estanque. Avance, rebelión, superación. La ira es la llama que prende ante las injusticias y nos lleva a luchar contra ellas. La ira es el cemento que asienta los límites cuando dices “hasta aquí”. La ira bien encauzada se convierte en valentía, iniciativa, libertad y fortaleza. Reprimir nuestros enfados puede convertirnos en personas que intentan agradar a todos, que censuran su opinión o que miran a otro lado cuando pasan junto a un abusón.
Mientras que a los hombres la única emoción que se les permite expresar es la ira, a las mujeres se nos enseña a sofocarla desde que nacemos hasta que morimos. Y esto, en mi opinión, es igual de dañino.
El Feminismo nace de la ira femenina. Justo por esto las feministas siempre ocuparemos posiciones incómodas, porque no hay nada que el machismo aborrezca y ridiculice más que a una mujer cabreada.
¿Soy la única que siente que no puede compartir todos los matices de la persona que es? Sobre todo los negativos. Los feos y ruidosos. Los que nadie enseña pero todos tienen.
Tras tantos años en redes, tengo claro que estar hasta el coño no atrae tantos likes como una careta de inquebrantable positividad. Durante un tiempo la he intentado llevar. He procurado hablar con paciencia, estar por encima de nimiedades, ser madura, comprensiva, sonriente. Muchas veces esto me sale solo porque soy una persona que adora el buen rollo. Pero hay otras en las que me cuesta o incluso me sobra ser positiva porque lo que me urge es mandar a todos los gilipollas a la mierda y subir un story preguntando a ver quién tiene un mechero que quiero incendiarlo todo.
Hay situaciones donde el buen rollo se puede transformar con alarmante facilidad en conformismo y sumisión.
Personalmente, si tengo que elegir entre ser permisiva con los injustos o cabrearme, elegiré cabrearme. Para mí es lo correcto. Y aun así, hay ocasiones en las que no lo demuestro tanto como debería. Porque no me apetece discutir. Porque no quiero parecer una loca. Porque también estoy condicionada por el machismo.
Me he deconstruido lo suficiente como para ser consciente de que las mujeres cabreadas siempre han sido y siguen siendo vistas como histéricas, desquiciadas, malfolladas y dementes. Por mucha razón que tengan en lo que dicen.
Pienso en la figura de Juana I de Castilla, una mujer cuerda, culta y heredera al trono, que por ser tan poderosa, tanto su padre como su hijo urdieron un complot para arrebatarle la corona. Así, pasó los últimos 46 años de su vida (se dice rápido) encerrada y fue recordada por la Historia como Juana la Loca. ¿Locura o desesperación?
Pienso en las inconformistas quemadas en la hoguera, en las "feminazis", en las "estrechas", en las solteronas y en las currantas en sectores masculinizados a las que tantas veces aislaron, repudiaron y criticaron por mantenerse firmes contra el sistema. ¿Locura o insurrección?
Pienso en los hombres que aseguran que sus exs/suegras/cuñadas están majaretas y en la forma que tienen de deslegitimar nuestras quejas con el pretexto de la salud mental. ¿Locura o manipulación?
Estamos tan poco acostumbrados como sociedad a la ira femenina, que llevamos tildándola sistemáticamente de locura.
Como mujer a la que decenas de hombres han tachado de loca, déjame decirte que el inconformismo sale caro pero sabe dulce. Mejor ser una loca por hablar que una cuerda por callar.
¿Cuándo fue la última vez que gritaste? Yo ni me acuerdo. Pero sé que lo necesito. Mi cuerpo lo necesita. Grita, joder, grita, que si no lo haces vas a explotar. ¿En serio estás de acuerdo con esto? ¿Te vas a quedar calladita? ¿A quién coño le importa que montes una escena? Porque, claro, si una se cabrea es porque no piensa, porque perdió los estribos, porque tiene la regla, porque se le fue la olla. Nunca porque tenga motivos para cabrearse.
Nos decimos a nosotras mismas: ¿de qué sirve levantar la voz si las cosas se consiguen mejor con tacto? Suavito. Delicado. Agradable. Rosa. Solo que hay ocasiones en que el tacto no hace nada porque lo que se requiere es un golpe (de atención, de realidad o en la mesa).
*Inserte aquí un bramido*
Y en medio segundo respiro, me calmo, impido que todo salga. O lo saco pero de forma ordenada, productiva. Lo “canalizo”, como dicen. Porque soy madura, soy tranquila, soy pacífica, soy positiva, soy femenina, soy una foto de un café junto a un libro de poemas.
Ya se me pasó el cabreo, ¿ves? ✸
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📻 La canción de hoy me hace querer bailar en bragas y calcetines como Tom Cruise en esa escena de Risky Business.
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🎮 Cuando lanzaron el Breath of the Wild me abrumó demasiado y a las pocas semanas lo abandoné. Acabo de retomarlo años después, tras haber jugado a otros mundos abiertos como el Hogwarts Legacy, y se nota mucho mi evolución. ¡Me lo estoy pasando genial! Creo que es un buen ejemplo de cómo todo tiene una curva de aprendizaje y a veces el problema no es a lo que nos enfrentamos, sino el momento en que lo hacemos.
🩹 El otro día le contaba a una amiga lo bloqueada que me siento y cómo escribir lo que pienso en mi caso no logra un efecto terapéutico, ya que por deformación profesional me centro más en hacerlo bien que en desahogarme. Su respuesta me pareció una genialidad: "Pues envíate un audio" 🤡
✸ ¿Te gusta la nueva imagen de Llamada☎️Perdida? Sé que no es tan divertida como la del año pasado, que iba cargada de gifs y emojis, pero para este me pega más algo así. Conciso, edgy, rebelde, directo.
Sigo usando el humor para lidiar con mis tormentos, pero ahora más que en una una sitcom, me veo en una dramedia. La parte sucia de la vida. No sé si alguien entenderá de lo que hablo, pero creo que tú sí.
Hala, cuídate mucho.
Alessandra 🥀